La belleza de lo abandonado

Aun no sé porque me gustan estas imágenes no creo que sea porque odie a todos los seres humanos tampoco es deseo destructivo, simplemente es esa belleza turbadora que te atrapa y te hace querer saber que pasó en estos lugares.

Obviamente, y eliminando la afamada ayuda divina, es de los hombres la responsabilidad de crear las ciudades, y suele ser su causa (la humana, no la divina) la que provoca el abandono de estos lugares. La causa humana puede ser de diferentes magnitudes, pero la ambición suele requerir su punto de protagonismo. Estas ambiciones pueden ser por querer más y “mejor” energía. Así tenemos casos como el de Namie o el de Pripyat, la primera en Japón y la segunda en Ucrania, que tras los dos famosos desastres nucleares de Fukushima y Chernobyl dejaron de estar habitadas debido a la radiación de la zona. En Japón está todo más reciente, sin embargo no es así en Pripyat, donde el tiempo transcurrido desde el desastre, ha reconfigurado el aspecto de la ciudad, donde sus nuevos habitantes toman la ciudad. No sé cuánto tiempo habrá de pasar para conseguir que estos lugares sean habitables, pero desde luego espero que permanezca mucho tiempo en las conciencias nuestra ambición energética.

Otros abandonos son producidos por los factores de explotación, sobre todo ciudades o pueblos cerca de recursos naturales que o bien se agotan, o bien deja de ser rentable su recolección. Casos como estos hay muchos, suelen ser la mayoría, por ejemplo estaría en este lugar Iultin un inhóspito paraje ruso que tras extraer todo el mineral posible, en 1993 certificó su defunción. O Wittenoom en Australia, que funcionaba gracias a la mina de asbesto (aka amianto) por lo que creo que no hace falta añadir mucho más de su final (por cierto, lo azul que se ve en el suelo del pueblo fibra de amianto). Hay muchos más casos como el de Gunkanjima en Japón, una isla comprada por una empresa para extraer carbón de las aguas de alrededor, y que la caída del precio del carbón llevo a abandonarla.

Por último, y aunque en parte no sean abandonadas del todo, quiero poner las imágenes de lugares que por especulación se han convertido en ciudades fantasma, como Detroit y su famosa Noche del Diablo, donde se incendian casas al azar abandonadas por el éxodo de la industria del automóvil; o Kangbashi en China, una de esas megaciudades que el gobierno chino quiere, y que por ahora solo sirve para reportajes fantasmas; o nuestro caso cercano, Seseña y sus bloques de viviendas, todos pensados para “épocas mejores” que decían que llegarían, y que muy pocos se negaron a creer.

Hay muchos más casos de ciudades abandonadas, de hecho solo hay que mirar y buscar por Internet, los ejemplos que he puesto son porque las fotografías de estos lugares son inquietantes, tienen una extraña belleza.

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