El Plan Maestro (Plan Estratégico)
El principal objetivo ha sido acompañar, mediar y co-construir junto a los agentes y colectivos sociales, en la elaboración de un programa activo a futuro que permita la apropiación, consolidación y puesta en valor de La Tablada Nacional como Sitio de Memoria, siguiendo los lineamientos regionales y locales elaborados tanto por el Mercosur como por el Museo de la Memoria (uy). Para desarrollar esta premisa trabajamos en primer lugar por la identificación de las/os agentes implicados y sus capacidades para analizar(se) y reflexionar(se) colectivamente y de manera crítica, incluyendo cuestiones esenciales sobre memoria compartida, diversidad social del barrio, cuestión generacional y género. Desde el proyecto se trabajó con los barrios aledaños al predio de La Tablada Nacional, especialmente con aquellas asociaciones barriales e instituciones avalistas del proyecto, tales como:
- Asociación Tradicionalista Troperos de La Tablada.
- Comisión de Vecinos por Seguridad en Villa Colón.
- Comisión La Tablada 2018.
- Asociación Civil La Tablada.
- Club Deportivo y Social “4 Esquinas”
- Centro Bosco
- Comisión de Fomento «La Piedrita»
- Policlínica
- Municipio G
A través de instancias de participación se planteo un primer acercamiento a las necesidades de estos colectivos en confluencia con el objetivo pedagógico principal de puesta en valor del conjunto de memorias que el Sitio estaba significando. Con los insumos de estas instancias se elaboró un Plan Estratégico o Plan Maestro, que aunque utilizaba las categorías de uso estáticas del urbanismo contemporáneo, entendimos que a través de una práctica de superposición se podía dar cuenta de las intenciones de cada colectivo, en términos de complejidad, conflicto y coincidencia. El término de Plan Maestro se utilizó de manera deliberada para poner en crisis el modelo de interescala descendente característica de la planificación institucional.
+info: Informe I
Docencia y Extensión
En este proyecto se integró por primera vez a estudiantes de distintas disciplinas en la experiencia de construcción colectiva entre sociedad civil, instituciones y universidad a partir del caso aplicado sobre el Sitio de Memoria de La Tablada Nacional. Para estas prácticas de enseñanza estamos utilizando distintas modalidades de cursos dentro de la Universidad de la Republica (UdelaR):
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En 2020 se llevó a cabo el curso de formación permanente “Materialidad y memoria. Saberes y prácticas aplicadas al estudio de los espacios represivos clandestinos de la dictadura” en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, con sede en la Casa Centenario del Centro de Posgrado. El curso se enmarcó en un campo de investigación reciente abocado al estudio de la materialidad de los espacios represivos de la última dictadura y que, en concreto, se ha centrado en la compleja interpretación de los particulares campos de concentración utilizados en el ámbito del Plan Cóndor, conocidos en la bibliografía académica como centros clandestinos, de detención, tortura y desaparición de personas. Como cierre y evaluación del curso los y las estudiantes entregaron monografías que posteriormente fueron compiladas en un libro que será publicado en el año 2022 a través de la editorial Sitios de Memoria de Uruguay (ver «Materialidad y Memoria«).
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En Facultad de Psicología, durante los años 2020 y 2021 estudiantes de la práctica Innovación Social y experimentación participaron de la sistematización de actividades vinculadas a la sub-línea barrio del proyecto dedicada al tratamiento de los asuntos concernientes al vínculo del Sitio de Memoria con los barrios subyacentes.
- En Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, el curso para Proyecto Urbano Avanzado (PUA) en su segundo semestre de 2020, se propuso como una herramienta de análisis sobre el territorio en conflicto que surge del contacto entre el proceso de soberanía del Sitio de Memoria y otras miradas institucionales sobre la zona. El curso se planteó como vector de alternatividad para la generación de líneas proyectuales donde los estudiantes pudieron ser entendidos como agentes críticos del proceso constituyente. A su vez, el curso Proyecto Tema Específico (PTE) -Arquitectura del Paisaje, realizado en 2021 también incorporó la problemática del sitio de memoria sobre el territorio en su intercambio cultural-ambiental. Los trabajos de los estudiantes de estos dos cursos fueron incorporados como insumos a los contenidos de la Comisión de Sitio.
El proceso de trabajo en extensión pudo ser sistematizado con nuestra participación en la primera publicación In Extenso. Herramientas y propuestas para el desarrollo de prácticas integrales desde la extensión crítica, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, que se presentó a finales de 2022.
Hacia un proceso de autogestión
Respecto a la gestión del sitio, tanto el – nuestro – reclamo de LA TABLADA ES UN BARRIO como el que acabó apareciendo en escena al grito de TODOS SOMOS COMETA, exponían una evidente declaración de intenciones sin resolver. Debemos resaltar que la pandemia no favoreció el blanqueo de esta situación pues supuso un alejamiento de las posiciones corporales ya de por sí extrañas a priori: entre un grupo de militantes cuyo vínculo con el lugar respondía a una situación de excepcionalidad y total separación con el afuera, y unas vecinas victimas de un accionar violento que fue continuado en democracia. Cualquier discurso de bienintencionada integralidad institucional, llegaba como susurro frustrante para con su realidad cotidiana, ya de por sí precarizada por sus condiciones de injusticia territorial.
Del Homo Sacer al Homo Faber
La situación material del edificio principal también ha sido contraproducente para el desarrollo de un proyecto colectivo. Las obras que se estaban ejecutando en la Tablada en el último periodo antes de ser declarado como Sitio de Memoria, para la inauguración de una nueva cárcel para niños y adolescentes, fueron dejadas a medias irresponsablemente por los delegados del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (INISA). El objeto edilicio era en muchos sentidos entregado como una ruina. Muchos de los pisos quedaron picados y descubiertos, los cerramientos sin terminar, las instalaciones con soluciones temporales e incluso una situación de crisis estructural provocada por el atravesamiento de una bandeja de eléctrica por el centro de una de las vigas de la obra de 1925. Con el objetivo de acondicionar esta situación, surge un equipo dedicado a «la constru», un equipo de hombres sobrevivientes, familiares y algún vecino que en un acto continuado de presencia en el lugar, establecen un nuevo espacio o subcomisión. Este espacio autoproductor de políticas empieza a reconocerse como espacio legítimo por encima de la Comisión general en tanto esta no se podía reunir presencialmente. La patología patriarcal se hacía inmediatamente presente en sesgo y jerarquía, en primer lugar hacia el grupo de la Comisión de Sitio – así las compañeras de la comisión que no podían abordar dicha tarea de producción de fuerza, quedaban excluidas de los procesos de negociación territorial que surgían en estas instancias – y a su vez hacia los actores barriales cuya presencia esporádica se resolvía con funciones subsidiarias pagadas bajo cuerda, sin acuerdos, y siempre al orden establecido de estos hombres constructores-militantes por esta memoria excluyente. Es realmente significativo que fuesen unas sencillas obras de mantenimiento y la premura asociada al hacer, de aquel recién recibido edificio en comodato, inabarcable, inmensurable, propenso a la invasión del extraño, las que provocasen este cisma al poder comunitario, ya de por si sujeto con frágiles pinzas por las trabas mencionadas.
Agamben (1995) desde su enfoque de la biopolítica, sostiene que en Occidente en la gestión política de la vida, se llega a la «nuda vida», es decir, una vida despojada de toda significación. El Homo Sacer es aquel condenado (en el derecho romano) que podía ser asesinado sin que el asesino fuera acusado de homicidio y que, además, no podía ser sacrificado según el rito religioso, no merecía homenajes. En las ejecuciones humanas existe un sentido de sacralización, pero no en un sentido de pureza del sacrificado, sino precisamente como una manera de limpiar las impurezas de los enemigos. El campo de concentración habría sido la experiencia más acabada de la biopolítica, en que los judíos, despojados de todo derecho, fueron inscriptos paradójicamente en una organización institucionalizada, destinada al exterminio.
El Homo Faber es un término de largo recorrido en la filosofía contemporánea, sobre todo a partir de la revolución industrial y sus cambios en el sentido del valor del trabajo. El que aquí traemos no es aquel proveniente del análisis marxista en el que es consciente su productividad, o el del generador de utensilios y sus tecnologías, sino remitimos a un sentido aún más primario. Es el Homo Faber definido como el ser que hace o fabrica, que parece reinar sobre el Sapiens, el músculo sobre la meditación, la velocidad sobre la espera, los fines sobre los medios, los productos sobre las éticas, los instintos sobre la razón. El homo Faber igualmente depende por entero de la constante presencia de los demás para la aprobación de sus quehaceres.
En esta humanización – nos dice Hannah Arendt (1958) – el modelo esencial de medición no es la utilidad y el uso, sino la «felicidad», es decir, el grado de dolor y de placer experimentado en la producción o en el consumo de las cosas.
Existe una transición que se da en el proceso de espacialización y acción sobre los sitios de memoria por parte de los propios sobrevivientes y familiares, entendemos, bajo un doble efecto terapéutico-patológico. Del Homo Sacer al Homo Faber. Ocurre que el espacio vivido se transforma en el espacio a percibir, y toda la atención por la concepción del mismo remitirá a la generación de simulacros que refuercen la experiencia sensible de lo recordado. El fetiche. La conmemoración. La recreación de un (abyecto) hogar.
La resolución de este conflicto fue realmente dramática, pero el Sitio se repuso bajo una estrategia de tolerancia cero a la política de entrepasillos. La coordinación comunitaria salio victoriosa, y así maltrechos, seguimos adelante.
El conflicto urbano
Desde la declaratoria como Sitio de Memoria, La Tablada Nacional inaugura un marco de conflicto institucional y legislativo por su extensión, localización y roles heredados en su carácter de espacio periférico de disponibilidad y subsidiario a las lógicas productivas, que han venido en los últimos dos siglos a reforzar un modelo económico de desigualdad territorial. Esta situación condujo a operaciones represivas de desarraigo y asimetría hacia sus poblaciones existentes, que hoy, sin embargo, encuentran en el sitio de memoria una oportunidad de participar en las discusiones de los conflictos de los que habían sido excluidos.
+ info en La Tablada Nacional: Entre el proyecto comunitario y la ciudad en periferia
Para un análisis multiescalar de la cuestión, hemos trabajado con los textos y gráficos de los diferentes instrumentos de planificación contemporáneos al Sitio de Memoria: el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) o Plan Montevideo (1998), las Directrices Departamentales de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (DDOTDS) (IM, 2013) en su escala metropolitana, y los Planes Parciales más exhaustivos como los vinculados a UPMII (Contrato ROU-UPM en el marco del Decreto N°. 477/008, 2017), el Plan Parcial de la Unidad Alimentaria Metropolitana – UAM – (2013) y el Plan Pantanoso (2019).
En el conflicto de situación, nos hemos centrado en el choque de legitimidad con el Plan Pantanoso, pues este se presenta como eje estructurador de las ideas de integralidad urbana de los suelos que se encuentran en las proximidades al curso del arroyo. La importancia de este documento remite por tanto a su extensión territorial y política, pues define líneas de continuidad de sectores periféricos muy diversos a partir del argumento del continuo del curso natural, desde sus nacientes a su desembocadura, y no establece ningún criterio de preservación del predio ni por su condición de Monumento Histórico Nacional, ni por su cautela judicial, ni por la declaratoria como sitio de memoria.
+ info: Informe II
Las primeras obras en la Tablada Nacional
En el año 2021 la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo lanzó los primeros Fondos Concursables para Sitios de Memoria. El Sitio de Memoria La Tablada obtuvo un fondo de 500.000 pesos para la concreción de una primera etapa del Plan Estratégico (o Plan Maestro) desarrollado por parte de la Comisión de Sitio. Para esa materialización se elaboraron dos subproyectos: uno socio-educativo, la fotogalería a cielo abierto “Las capas de la memoria” que hace énfasis en el pasado reciente, dirigido al rescate de la memoria y la educación en derechos humanos; y el otro de carácter socio-comunitario, la canchita “Padre José” que recoge previas demandas de los colectivos vecinales que integran la Comisión: una cancha para la escuela de fútbol de niños, niñas y adolescentes.
El objetivo de ambas propuestas fue trabajar la ruptura de las fronteras establecidas que condicionan la integralidad del sitio de memoria, entre el edificio y el afuera – con la fotogalería – y entre la comisión de memoria y el barrio – con la cancha. En diferentes instancias de encuentro se reconocía una Zona de Relación como territorio en crisis entre las partes, consecuencia del contacto entre el nuevo crecimiento del barrio y los territorios vacantes. Las operaciones a futuro de escala barrial se centran en la articulación de esta zona como espacio comunitario.
El poco tiempo disponible para la ejecución de los fondos, y la complejidad de las operaciones planteadas, implicó un gran esfuerzo de coordinación y trabajo colectivo, que no fue eximente para llevar un control exhaustivo del proceso a través de la elaboración de documentos de coordinación. Los participantes de la comisión se organizaron en subcomisiones operativas por proyecto, en las que cada integrante asume roles y tareas específicas.
La elaboración del contenido de la fotogalería, su ubicación y configuración fueron diseñados en forma colectiva entre quienes integran la Comisión de Sitio, principalmente sobrevivientes y familiares de detenidos desaparecidos y el equipo de extensión universitaria. La Tablada condensa una historia compuesta por múltiples fases, con usos y sentidos particulares, que generan diversas narrativas sobre el lugar. La redacción de los textos y la selección de imágenes provocaron importantes debates, ya que pusieron de manifiesto las diversas miradas coexistentes a la hora de contar lo sucedido. Consensuar un relato que diera cuenta de esta multiplicidad implicó una serie de encuentros e intercambios para elaborar lo que podría entenderse como el primer relato colectivo de la Comisión de Sitio sobre el lugar.
Las diferentes etapas históricas que componen este relato combinan pinturas, planos y fotografías históricas; notas de prensa y fotografías de los usos del lugar a partir de la apertura democrática; y fotografías del reciente proceso de construcción del Sitio de Memoria. La fase en la que operó como CCDyT fue representada con ilustraciones realizadas ex profeso, en donde se integraron los relatos de los y las sobrevivientes del lugar, contraponiendo la represión infligida por los perpetradores y la resistencia a la deshumanización por parte de las personas secuestradas.
Las cuchetas que sirven de soporte para la fotogalería corresponden a una de las herencias del último periodo de obras para la inauguración de un nuevo centro de reclusión adolescente en La Tablada por parte del INISA. En el proceso de diseño se definió que estos dispositivos albergaban la capacidad de exponer simbólicamente las líneas continuas definidas por la comisión respecto al funcionamiento del edificio, así como servir de pedagogía de aprovechamiento de las circunstancias materiales existentes para el visitante. La ubicación y configuración de estas, se planteó desde una propuesta museológica que pretendía un relato alternativo a la lógica oficial del conjunto concentracionario. La fotogalería se ubicó sobre la antigua calle Niña, situada al costado del edificio principal, que fue clausurada de facto por la dictadura, siendo el lugar por donde ingresaban los vehículos con las personas secuestradas. Luego en democracia, con la reutilización del edificio como cárcel de menores y de adultos, este tramo de la calle Niña quedó encerrado bajo tres capas de tejido carcelario. Incorporar esta calle al imaginario de la visita al lugar, implicaba poner en primer plano el relato subalterno de las sobrevivientes de la comisión, sacando a la luz la fachada no oficial del conjunto. Para la instalación de la fotogalería sobre la calle Niña, se necesitó de un arduo trabajo previo de recuperación arqueológica y patrimonial de la misma, pues luego de varios años de abandono se encontraba cubierta por una capa de tierra y pasto compactado.
Para la construcción y acondicionamiento del terreno de la nueva cancha se eligió el sector norte a la cancha del Club Cuatro Esquinas presente en el predio. Este lugar estaba ocupado por un basural y en proceso de ser vendido en lotes irregulares. Además, se acondicionaron dos baños y un espacio de vestuario, así como equipamientos para uso público junto a la nueva cancha. La propuesta de la cancha-escuela fue reconocida por la Comisión de Sitio como prioritaria para fortalecer el vínculo con los vecinos de los barrios La Vía y el Rincón de la Tablada, que se encuentran en el interior del Sitio de Memoria, así como con el Club Cuatro Esquinas y el Centro Bosco, encargados de su gestión.
El Sitio de Memoria – por definición y praxis – se configura como una herramienta de soberanía para los colectivos barriales que se apoyan en su figura de legitimación. La Tablada Nacional se convierte en un enclave estratégico que posibilita la activación de proyectos emergentes de los barrios que lo constituyen, así como una oportunidad de resistencia a las categorías que impunemente fueron otorgadas restringiendo el derecho urbano que debería considerarse incuestionable. El evento resistente del Sitio de Memoria, atraviesa así por tanto la corporalidad sobreviviente para transformarse en territorio sobreviviente, y en último estadío en resorte para una ciudad resistente a las diferentes formas de desigualdad.
+ info: Publicación PNUD