Investigaciones históricas llevadas adelante por la Asociación Ágora, permitieron recabar información sobre la operativa de los centros de detención y tortura vinculados a la ciudad de Canelones (Uruguay), a través del testimonio de personas que estuvieron detenidas en estos lugares pero también a través de los trabajos arqueológicos realizados en los que se pudo constatar la existencia de las construcciones que se relataron en los testimonios. Por medio de estas investigaciones se ha logrado conocer los objetivos y el proceder represivo, así como la coordinación entre las diversas fuerzas que actuaron.La persecución en el departamento de Canelones se concentró inicialmente hacia los trabajadores de frigoríficos y de otros centros laborales de la zona extendiéndose posteriormente a numerosas detenciones por motivos políticos. (…) A principios del año 1975 se llevó adelante la “Operación Trabajo” que estuvo dirigida a detener a militantes de la Unión de Juventudes Comunistas y del Partido Comunista que planificaban la conmemoración del día de los trabajadores. Este operativo culminó con decenas de personas detenidas resultado de una pormenorizada preparación y un posterior despliegue represivo que se erigió en el antecedente temporal y represivo de lo que luego fue la Operación Morgan, que se inició en octubre de ese mismo año. Las personas eran encerradas en vagones los que fueron utilizados sucesivamente primero en la ex Fuerza de Choque y posteriormente en el Barrio Olímpico, aunque se ha podido determinar que, durante algunos meses, entre los años 1975 y 1976, un vagón que fue devuelto a la ex Fuerza de Choque fue utilizado allí como “depósito” transitorio. Las investigaciones llevadas adelante han permitido identificar unas setenta personas como víctimas directas de estos centros represivos, número que se ha ido incrementando con el avance de las investigaciones.Resolución nro. 15/2019, Comisión Honoraria de Sitios de Memoria
El diseño de intervención se desarrolló a partir de diversos procesos de participación, y fue evolucionando desde una primera necesidad inmediata de conservación hacia un complemento de potenciación simbólica. Se establece por tanto en el intento de esta propuesta una comunión entre función y emoción. En una musealización in situ el desarrollo expositivo de las materialidades involucradas se puede definir desde la propia materialidad arquitectónica intervenida en las excavaciones arqueológicas, emplazada en su lugar de origen, y al aire libre, siendo estas huellas el mismo objeto del discurso expositivo (Desvallées y Mairesse, 2010). Como ocurre en este caso, en una propuesta de musealización in situ, más aún por tratarse de un sitio arqueológico e histórico a ser conservado en el propio lugar donde fue creado y utilizado, no se desplazarán del lugar los bienes culturales materiales (Desvallées y Mairesse, 2010; Hernández Hernández 2007).
La materialidad expuesta pretendemos sea entendida en sí misma como un instrumento de difusión a través de su conceptualización, interpretación, diseño y organización (Alonso Fernández y García Fernández 2010). En este sentido, el proyecto arquitectónico y la museografía nos permiten una comunicación amplificada entre visitantes y objetos a través de la puesta en escena de la historia y sus volúmenes ahora esqueletos artificiales de otro tiempo. Se plantea un recorrido guionizado que nos sumerja en un estado de experimentación, sirviéndonos de los objetos (inmuebles) y las herramientas arquitectónicas en un juego de contención y atravesamiento, siempre en toda instancia apoyados por el diseño museográfico para su consolidación discursiva (Dever Restrepo y Carrizosa 2009).