Memorias Barriales
El proyecto de extensión universitaria Memorias barriales y mapeos colectivos de los espacios represivos se ha constituido en el origen de todo un camino de vida llevado a partir de la colaboración con diferentes procesos críticos y espacios vinculados a la reivindicación de la memoria reciente en Uruguay. Las líneas de investigación, docencia y extensión emergentes a este acto iniciático han sido posibles gracias a la trayectoria de fuerza que han llevado a cabo el conjunto de asociaciones de memoria uruguayas en la últimas dos décadas.
En palabras de sus propias comisiones, la Universidad de la República define la extensión universitaria como un conjunto de actividades de colaboración de actores universitarios con otros actores que, en procesos interactivos donde cada actor aporta sus saberes y todos aprenden, contribuyen a la creación cultural y al uso socialmente valioso del conocimiento, con prioridad a los sectores más postergados (CDC, 2011).
En el ámbito de entrepasillos sin embargo, se suele empaquetar esta definición con la sinécdoque de que la extensión consiste en la investigación crítica aplicada en territorio. Sirva esta anécdota sobre el uso del término espacial por el todo, para poner sobre la mesa el riesgo que estos proyectos igualmente tienen de caer en las prácticas tan reproducidas del colonialismo académico. Tampoco nosotros nos íbamos a librar de estos errores, era cuestión de estar dispuestos a escucharlos.
Los integrantes del equipo de extensión fuimos: Jesús Arguiñarena Biurrun, Carlos Marín Suárez, Ignacio Ampudia de Haro, Nicolás Christian Gazzán Píriz, Diego Aguirrezábal, Martín Márquez Berterreche, Alberto de Austria Millán, Abel Guillén Ruiz y Jean Françoise Macé. Nuestra anfitriona fue la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU – UdelaR), aunque entre las disciplinas de las mochilas que cada uno llevábamos estaban la arqueología, la historia, la etnología y la arquitectura.
Este proyecto que nacía de un albor de charla de amigos sobre la trayectoria de alguno de ellos, fue puesto en marcha a partir del llamado abierto para financiación de la «Convocatoria a Proyectos de Extensión relativos a Derechos Humanos 2017-2018» de la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio (CSEAM). En el documento que presentamos para esta convocatoria (2017), el objetivo rezaba así:
El proyecto de extensión tiene como objetivo principal entender la lógica de la represión y de la implantación del miedo a nivel popular durante las décadas de los años 60, 70 y 80 (Pachecato en 1968 y dictadura cívico militar entre 1973-1985) y su perpetuación en la memoria social de los barrios. Para ello se parte de un proceso combinado: la localización de los variados centros represivos (centros clandestinos, centros de detención, cárceles políticas, cárceles comunes y cementerios clandestinos) y la generación de unos mapas de represión por parte de los colectivos implicados de los barrios de estudio. Esta combinación implica la idea de que estos nodos materiales de implantación del “Nuevo Uruguay” tuvieron efectos no sólo hacia el interior de sus muros (presos políticos, desaparecidos) sino también hacia fuera de los mismos, en los barrios y poblaciones en donde se articularon. Esta investigación requiere un planteamiento interdisciplinar, que conjugue la Antropología Social y la Historia del Pasado Reciente (análisis documental y entrevistas dialógicas), con la Arquitectura, el Urbanismo y la Arqueología Contemporánea (análisis espacial y diacrónico del paisaje represivo).
Y así exponíamos los resultados del proyecto en el dossier final entregado para la Comisión Sectorial (2019).
Se partió de un análisis de los datos publicados y de los generados por nosotros mismos relativos a las víctimas directas de la represión («memorias del adentro»), y se generó una base de datos relacional y un modelo complejo que fue más allá de la geolocalización de información categorizada (SIG), incorporando un análisis diacrónico y relacional de las capas, para poder generar unos modelos macro sobre los paisajes represivos y su evolución histórica. Para la generación de estos modelos se seleccionó un núcleo urbano de gran tamaño (Montevideo) y un departamento como Canelones, con núcleos urbanos de pequeño tamaño y núcleos rurales, con el fin de contrastarlos y de analizar los vínculos entre ellos. Con este marco armado se abordaron las «memorias del afuera» o memorias barriales y vecinales vinculadas a estos espacios represivos, con el fin de rastrear la imposición de las prácticas represivas y del miedo en la población civil, entendiéndola también como víctima de la dictadura. Para ello se bajó a una escala de análisis espacial micro. En un primer momento se habían seleccionado seleccionando del SIG cuatro nodos / ámbitos represivos: dos del núcleo urbano montevideano y dos de entidades de población menores, pero finalmente se reorientó el proyecto hacia un núcleo de Montevideo (el ex CCD La Tablada nacional y sus barrios limítrofes de Lezica y Colón) y otro de Canelones (el ex CCD Los Vagones y sus barrios limítrofes Barrio Olímpico y Las Canteras). Para la generación de datos incorporables a nuevos modelos integrales que incorporen las capas de información anteriormente objetivadas, se generaron dinámicas de «mapeos colectivos» a modo de entrevistas dialógicas en grupo con las asociaciones de vecinos, derechos humanos y víctimas vinculadas a estos lugares. El objetivo último por tanto fue doble: generar un material didáctico y divulgativo (mapas-dossieres, publicación, web) que permiten «hacer las cosas públicas», poniendo de relieve las resistencias a la dictadura y la evolución planificada hacia un modelo de represión por la acción del capital en las situaciones urbanas presentes; y transmutar todo este vasto patrimonio negativo y abyecto en lugares de memoria y reflexión, para que los nodos espaciales que sirvieron para la ruptura de los lazos sociales durante la dictadura se puedan reconvertir en lugares de activación y formación barrial.
Desde el análisis multiescalar acotado al periodo represivo desde 1968-1985, se trabajo – entre otros abordajes – en la produccion de cartografías que dieran cuenta de la afección de los Centros Clandestinos de Detención y Tortura (CCDyT) hacia sus afueras.
A escala urbana (Macro) trabajamos con el Área Militar 1 (Montevideo y Canelones) donde a partir de la localización cualitativa de los diferentes centros represivos, intentar reconocer patrones de su relacionamiento territorial. La red de centros represivos en la dictadura hereda los criterios productivistas comunes de los centros logísticos militares pero bajo las condiciones de excepcionalidad de la clandestinidad. Las infraestructuras existentes así como los procesos de vaciamiento que estaban llevándose a cabo por la inminente urbanización capitalista de los años 70, dieron las condiciones adecuadas para que el mapa de distribuciones policéntricas de estos centros de control y exterminio fuese evolucionando a un sentido de aprovechamiento de la corona metropolitana de la capital. De una primera etapa de territorialización represiva donde los centros de detención aparecían distribuidos de manera casi uniforme por el núcleo urbano montevideano, a la concentración en grandes núcleos de coordinación en la periferia. Una frontera urbana en tierra baldía donde el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) podía ejercer la aplicación de una política del terror a escala territorial.
[+info] ver artículo «Análisis multiescalar del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Desaparición de Personas “Base Roberto” (La Tablada Nacional, Montevideo)«
En la escala barrial (media) trabajamos un área que incluía el predio de La Tablada Nacional y los barrios circundantes. La Tablada Nacional fue el principal mercado de carne bovina de la República Oriental del Uruguay. Se creó a finales del s. XIX por presión de la oligarquía rural, en paralelo al alambrado del país y a la apropiación de tierras de los grandes estancieros (Marín y Tomasini, 2019). En 1973 la Tablada Nacional fue clausurada por decreto gubernamental dentro de los objetivos de las Medidas Prontas Económicas que pretendían la instauración de una liberación del mercado de exportación ganadera. A partir de este momento, el edificio quedó dispuesto para el operativo que fuese necesario.
En 1977, el OCOA decidió buscar un nuevo lugar para su accionar represivo. Se cerró el ‘300 Carlos’ y se subieron los secuestrados y los aparatos de tortura a camiones militares con destino a La Tablada Nacional, en el extremo noroeste de la ciudad. El edificio contaba con unas condiciones excelentes para el operar clandestino de OCOA, pues se encuentra en medio de un predio de 82 Ha, lo que le otorga cierta profilaxis respecto al barrio circundante, tiene gran control visual por hallarse en una zona elevada, y está estrechamente vinculado a ejes de comunicación importantes (Ruta 5, avenida Millán, avenida de las Instrucciones) y al aeropuerto militar de Melilla. Además, se trataba de un edificio civil en donde no había más militares que los destinados en pase de comisión a OCOA, impidiendo así testigos incómodos de otros cuerpos del Ejército.
Con el nombre de «Base Roberto» el edificio operó entre 1977 y 1984, esquilmando con su implantación el estado social del barrio e instaurando su rol en la ciudad de manera perpetua. Las metodologías aplicadas en el trabajo de campo y sobre todo el intercambio con victimas, familiares y vecinas (también dentro de nuestro constructo victimario) constituyeron un nuevo marco de aprendizaje para todos los implicados y atrajeron un sentido de sitio al proceso de lucha que arrancaba para la comunidad recién constituida a través de la comisión de memoria. Los testimonios daban cuenta de las prácticas represivas no solo hacia dentro de los muros del CCDyT sino hacia sus afueras y sus futuros. Es importante señalar en este sentido que con la vuelta a la democracia se aprovechó impunemente el trauma de la reconfiguración violenta que había sido aplicado sobre el predio de la Tablada por la dictadura, para su inauguración como cárcel primero para menores (1989-2002) y luego para adultos (2002-2012).
[+info] ver artículo «La Tablada Nacional. Historia de un edificio de las afueras de Montevideo al servicio del Estado«
Desde la escala edilicia (micro) se desarrollaron un conjunto de análisis sobre la configuración espacial del modelo relevado del edificio y aplicando las propuestas teóricas de Hillier y Hanson en The social logic of space de 1984. De esta manera podíamos componer un estado de transición de cada uno de los espacios interiores utilizando como fuente primaria los usos del espacio que aparecían en las entrevistas. ¿En qué medida los valores de control/entropía/elección/interacción de las partes del edificio a priori fueron condicionantes para la operativa represiva? ¿Cómo las jerarquías espaciales se aprovechaban para los sentidos de clandestinidad y ocultamiento? ¿Cómo estos factores espaciales posibilitaron también la aparición de procesos de resistencias de los/las secuestrados/as?
El proceso aquí documentado responde casi exclusivamente a la aportación en el ámbito difuso de esa disciplina arquitectónica desde la que nos sumamos en sentido de acompañantes de una lucha interdisciplinaria y colectiva. En el marco del proyecto de extensión se realizaron 7 reuniones con organizaciones sociales e instituciones vinculadas a los derechos humanos, se realizaron y recopilaron 74 entrevistas individuales, se llevaron a cabo al menos 4 instancias colectivas sobre dispositivos cartográficos con distintas organizaciones de memoria y barriales. Además se llevaron a cabo trabajos de carácter más técnico, como seguimientos arqueológicos y asesoramiento en ejecución de marcas de la memoria a las afueras del edificio.
Una de las labores mas relevantes a las que pudimos dar servicio fue a través del asesoramiento para la petición oficial de declaración como sitio de memoria en función de la Ley Nº 19.641, tanto para la declaratoria de «La Tablada Nacional» en colaboración con COMETA (Comisión de Memoria de La Tablada) en abril de 2019, como la declaratoria de «Los Vagones de Barrio Olímpico» en Canelones en colaboración con Asociación Civil Ágora – Identidad, Derechos Humanos y Memoria Canaria, en noviembre de 2019. Para consultar la actualidad de estos y otros procesos de marcación y apropiación en Uruguay, podéis encontrar mas información en la página de sitios de memoria, un proyecto autogestionado llevada a cabo por los compas Mariana Risso y Rodrigo Barbano.
Con estas declaratorias de Sitio de Memoria se abrió un nuevo camino de lucha activa por los lugares, en los que pretendimos sumarnos como una fuerza más al resto de compañeras.
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